domingo, 14 de septiembre de 2014
El retrato de Dorian Gray, por LUIS LÓPEZ-QUIÑONES.
Nada queda del niño del calzón a cuadros,
impreso en esa cartulina en blanco y negro,
enterrado bajo el polvo de una caja
en lo alto de un armario de un trastero.
Cada vez que lo busco y que lo llamó,
su retrato me responde con misterio,
va adquiriendo aspecto de más hombre
y en su rostro va asumiendo mis miserias.
Ha pasado esa foto en veinte años,
por un joven que quería comerse el mundo,
por un adulto en proceso constructivo
y también por la derrota y el olvido.
Esa magia que transforma y que deforma,
no sólo me enseña la carcasa de lo físico,
también me muestra el interior y sus entrañas
por el paso de los años oscurecido.
Todos los 8 de noviembre sin excepciones
realizó el ritual de la búsqueda de la estampa,
para que me muestre la realidad de mi existencia
y me despojé de vanidades y de mentiras.
Solo ella me devuelve cual espejo
una imagen verdadera de mi espíritu
y como si Dorian Grey me poseyera
me escupe a la cara las grietas de mi vida.
Madrid, 22 de julio del 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario