domingo, 14 de septiembre de 2014

Autorretrato, por MARÍA PIZARRO.



Sobre mis sábanas
el despertar tardío de las aves
del invierno, el frío beso
de los labios proscritos por el tiempo.
Fácilmente me descubro:
señorita pálida, ilusoria
de gorrito en mano y flor disecada
escondida, apesadumbrada en mi pijama.
…Y no tengo más de treinta años,
y mi voz de caverna
apaga un cigarrillo.
Mis manos se adormecen sobre el pecho,
senos de agua que nunca duermen.
Mi sequedad de ríos y tabernas
forja una ilusión: no estoy sola.
Que no tan sola como ave
de paraíso, como fantasma desnudo,

como muñeca gris que derrama lágrimas.

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