sábado, 14 de septiembre de 2019

TORMENTA, por Isabel Rezmo.




Estaba lloviendo a cántaros,
sentía el dolor de una herida en el
costado, pero era el tiempo.

Estaba lloviendo,
mientras la caracola
dormía debajo de un  tiesto.
Mientras los charcos gritaban en medio
de un carnívoro gesto de  imprudencia;
violaban los recuerdos.

Imposible descontar las horquillas que
tiritaban de frío en la memoria.
Los alfileres  masacraban el gesto
invadiendo  con osadía, la memoria
Esa memoria que 
disculpa, pero hace juego con las sombras,
tras la tormenta.

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