martes, 15 de mayo de 2018

A LOLA, Jose Antonio Guzmán Pérez




Nunca supo el secreto… Por otra parte, para mi sentimiento, gota a gota de puro aljibe,  textura de eco guardado en el tiempo, donde sus entrañas engendran y expanden a la luz, un te quiero, tan profundo como real.
Como un delicado céfiro azul, entraste en mi claroscuro universo, bella reminiscencia,  juegos y risas en patio de gorriones y palmeras, instantes de mediodía,  de vivos colores en tu compañía,” niña de olor a naranja”.
Se impone el olvido a las raíces engendradas. Sigo sangrando intentando olvidar, otros campos yermos. En la oscuridad se forja mi luz y en silencio, mi tintero, caudal,  zaguán abierto, pañuelo que enjuga mis miedos, vives y olvidas.
Cuán acerada espina, es el beso de labios silenciados, ígnea alma, minarete de plata en noches sin nodriza, alas de espino elevan la febril quimera, de percibir el incienso carmesí de la primavera, en un corazón otoñal.
Segundos de arena se perpetúan en cuello de cristal, susurrando promesas rotas junto a la encalada celosía.
Hoy, encadenados a la realidad, solo somos huellas amparadas por el frescor de la piedra, añorado incunable donde el aedo amanecer, expresó odas a la atardecida malva.


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