martes, 14 de marzo de 2017

Una mirada escatológica, por CUSTODIO TEJADA.



Si supiéramos que los árboles

también nos miran a través de sus hojas

y raíces, como las montañas o los ríos,

o como hacen los meteoritos; descubriríamos

que detrás de cada piedra

una palabra late

a la espera cómplice del guiño

y la grafía.

La eternidad no dura siempre

y está en un continuo movimiento inestable.

Así escribe la naturaleza nuestro destino,

con sus renglones torcidos

y nuestros ojos bien abiertos

a la espera de la próxima hecatombe

que restituya un nuevo orden

y otro equilibrio en el reino de las inmundicias.

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