sábado, 14 de noviembre de 2015

En las estatuas suena el otoño, por PEDRO CASAMAYOR RIVAS.



Quiero hacer de estas perchas desoladas
un punto de partida
hacia los ventanales del otoño,
en unión imborrable
con la profundidad de la tristeza.
En las estatuas
el beso de la lluvia
empieza a estremecerse,
y desnuda su frío
en la piel de noviembre
a la que se aproxima
en busca del latido maternal,
escapando del cepo de los años
que descomponen árboles caídos
en bullicio de ratas.
Y desde la oración
de las hojas en gira,
el sonar del autillo cazará en los ojos
la sinrazón del mármol,
y un fermento nativo
dará hogar
a mi sala privada.


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