domingo, 3 de mayo de 2015

El guardián de las palabras, por ALICIA MARÍA EXPÓSITO (1º PREMIO del II Certámen de Relato Breve "Guadix en el Día del Libro"

   
Foto de Khortés Magán


  El guardián de las palabras siempre había estado allí, afortunadamente para los habitantes de aquel pequeño planeta.
Ya nadie recordaba si tenía amigos, familia , parientes. Ni tan siquiera cuando o como apareció en aquella tierra. Sólo los más viejos contaban que el mismo día de su llegada aquel hombre extraño se quedó a vivir en una pequeña cueva de un valle cercano.  Curiosamente, casi desde el mismo instante en que la habitó, aquella "casa improvisada” ,  comenzó a crecer como si tuviera vida propia.  Por fuera, se hacía cada vez más grande y por dentro sus paredes se fueron cubriendo de estanterías, más y más altas..
     Así mismo, sin ninguna explicación posible, aquellas estanterías fueron llenándose de cajas parlantes repletas de todas las palabras recogidas del lenguaje de aquel pequeño planeta y algunas más cuyo significado les era totalmente desconocido a los habitantes de aquella tierra.
     Ese hombre alto, desgarbado y de aspecto distraído, poseía otras cualidades curiosas., Todos los días, a las once de la mañana, salía a pasear. Siempre…no importaba la lluvia, la nieve o el sol agobiante de agosto. Durante sus paseos,  recogía todos los silencios que encontraba en su camino. Silencios de cualquier tamaño y de cualquier color. Ya en su cueva, los estiraba, los lavaba,….los dejaba como nuevos y los iba almacenando de tal forma que aquel lugar se fue convirtiendo en el  más silencioso de  todos los lugares.  Ciertamente, las palabras sólo pueden ser entendidas entre silencios y aquel hombre los sabía. Sin duda, el guardián de las palabras era un gran sabio.
     Como la puerta de aquella cueva siempre estaba abierta, los habitantes del pequeño mundo, llevados por una curiosidad que comenzaba a ser irresistible, se reunieron para echar un vistazo . Y entonces…entendieron  Aquel hombre, tan extraño para ellos, era un reparador de almas. Las personas que poseían almas oxidadas, rotas o enfermas de malos sentimientos encontraban paz y serenidad en aquel lugar y en aquellas palabras que parecían pronunciarse solo para ellos.
     El guardián de las palabras había cumplido su misión. Ya no tenía sentido permanecer en aquella tierra…y así marchó como había llegado sin avisar , sin despedirse. Pero su cueva, aún hoy, permanece en el pequeño planeta…dando vida a todas las almas marchitas dispuestas a escuchar en el más absoluto silencio


No hay comentarios:

Publicar un comentario