domingo, 15 de febrero de 2015

Las tres cocinas, por LUIS LÓPEZ-QUIÑONES RUIZ




La de mi infancia en el pueblo, 
inmensa en la imagen que guardo,
sus suelos de barro, los botes de lata, 
fogones de leña y despensa cerrada,
mi abuela con su triste figura siempre enredada entre patatas
alrededor de cazuelas gigantes, 
chacina secando y garrafas de cuerda.
Especias en polvo, 
vasos de vidrio grueso y ventana al corral trasero,
cultura de guiso y olla, 
carne escasa y los domingos pollo,
aroma de carestía que concedió a la cocina reunión perpetua
y con leche hirviendo los niños crecimos 
y los recuerdos envejecieron.

La de mi madre, de recetas heredadas en pequeño cuaderno,
de arroz con cosas el fin de semana 
y de lentejas cuaresmales,
de cartillas leídas frente al duralex, 
de encimera y de taburete,
de aperitivo antes de comer, de natillas y de calcio 20.
Olor a familia , a enseñanza y a hoy comemos restos,
donde todo tiene su sitio y siempre es sitio de consolarse
y con el ruido de la Melita goteando café 
en sus filtros blancos
nosotros nos hicimos hombres sin apenas enterarnos.

La nuestra, alegre y pequeña, que reúne reflexión y prisa,
lo mismo dieta que mal comer,  de deshoras e imprevistos,
de nevera llena de ausencias 
y fogones marchitos de no usarlos
y de platos supervivientes a las mudanzas y a los niños,
el ruido de risa infantil mientras ayudan a la tarea
mezclando los ingredientes con preguntas y respuestas,
y con el agua de la pila como soniquete y arrullo
voy perdiendo mi batalla mientras se estrecha mi circulo.

                                                                      

4 de febrero 2015    














1 comentario:

  1. Luis refleja en sus palabras la vida que llevamos y hemos llevado los nacidos a finales de los 60 y principios de los 70. Versos increiblemente sensibles..."nosotros nos hicimos hombres sin apenas enterarnos".
    Enhorabuena, Luis,
    José Vega

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