Te encontré sin buscarte
cuando dejé de creer en el amor
me sorprendí a mi misma
recordándote en cada aurora,
despejando las tinieblas
de mi existencia.
Quise sentirte tan intensamente
como la primera vez que
me refugié en el eco
de un te quiero lejano.
Volví a ser aquella niña
que jugaba a ser mujer
evocando en el silencio
un querer secreto.
Un deseo inacabado
un anhelo no resuelto.
Quisiera tener de tus manos las caricias
tu abrazo en mi cuerpo
los besos de tu boca
de tus ojos la mirada,
y de tu tiempo, mis horas.
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