jueves, 29 de julio de 2021

MARIO, por Eduardo Moreno Alarcón.

 



 

Hoy empieza el primer día de tu nueva vida.

Atrás quedan las dudas, tu búsqueda incesante de respuestas, tus lágrimas dolientes, la culpa, la odiosa indecisión.

Algo en ti no encajaba. Desde el principio.

Los estándares. La sociedad. La desviación de lo «normal». Moralina. Hipocresía de tintes religiosos, fanáticos a veces, que nada tienen que ver con la fe (oraciones a la carta, milagros al mejor postor).La biología mayoritaria de la especie. Un argumento abrumador.

Cumplir quince años y enfrentarse a una doble tormenta hormonal. Así lo revives: como un tsunami de emociones. Ellas. Sí, te gustan ellas. No, no hay nada malo en que te atraigan las chicas, por supuesto. Pero en tu caso, el deseo es más complejo.

Tu primera menstruación. Flujo de sangre que te arquea y estremece. Los cambios propios de la edad. Preadolescencia. Sueñas. Fantaseas con erecciones. ¿Cómo será eyacular?

De pronto te das cuenta de lo obvio. Un día lo ves. Piel adentro, tu mente lo reclama. Exige liberarse.

Tu cuerpo no es tu cuerpo. No te corresponde. Es una jaula ajena a ti. No, no eres mujer. Eres un hombre. Un hombre preso, encerrado en una anatomía femenina.

Paradojas de la vida, posees los atributos que atraen a los hombres como tú. Pero esos pechos y esa vagina son tu condena. No los quieres para ti.

Un hombre afortunado. Afortunado, sí, porque tus padres son tu apoyo, consuelo y puntal. Porque te han dado ese respaldo imprescindible para llegar hasta aquí.

No todos pueden decir lo mismo.

Pese a todos los obstáculos (algunos lacerantes), la ruleta de la vida también juega a tu favor: naciste en un tiempo y un punto del planeta donde el error es reversible (dinero y cirugía de por medio).

Mujer-hombre. Hombre con pasado de mujer.

Tomar la decisión no fue sencillo. Pero lo hiciste. Diste los pasos necesarios. Cambio de imagen. Adiós al pelo largo. Tratamientos. Terapia. La operación para quitarte las tetas. Conservas los pezones, eso sí. Qué importa si ahora son insensibles. Pezones de hombre que sí reconoces como propios. Después el pene. La parálisis exasperante tras las intervenciones.

Te miras al espejo y, por primera vez en tu vida, te reconoces.

Estudiar fuera es otro enorme sacrificio familiar. Te marchas lejos de casa. Un lugar donde nadie conoce a Nuria-Mario. Entras al aula de tu clase. Ninguna cara conocida.

Me llamo Mario.

Hoy empieza el primer día de tu nueva vida.

 

*Este cuento está inspirado en un caso real. Se lo dedico a todas las personas que luchan por ser ellas mismas a pesar del rechazo, el odio, la burla o la incomprensión.

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