jueves, 29 de julio de 2021

ARCO IRIS, por Isabel Rezmo.

 


 

Miramos en el armario,  y guardamos

los secretos que no somos capaces de decir.

Porque aún no se entienden que un corazón

atesore miles de formas de amor;

no se  entiende  que un beso sigue siendo

el motor que mueve el universo,

aunque dos sean iguales en una cama.

Aunque tres  roben el bocado en un centímetro

de piel  en un cuerpo.

 

Los muros de carne existen, como existen las cadenas

oprimiendo  la libertad y el deseo.

 

Somos colores que dan forma a los ojos de este mundo,

sustancias vivas que enriquecen la vida en su distintas

apariencias.

 

 

Seres que intentan simplemente, ser como el resto,

tener el derecho de vivir, sin  bajar la mirada o los puños;

 

Lo sucio es trasladar las miserias en la clandestinidad de una

 esquina,

en la mitad de una operación sin término.

 

Los golpes de pecho entonan el mea culpa, cuando

 escondiendo quienes son,

se agarran al sexo degenerado y  a lo correcto.

 

La vida dejó de ser un NODO.

La vida se tiene que vivir sin mordazas.

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