Estaba lloviendo a
cantaros,
pero el agua que caía antes de cenar
mojando mi
salud aprisa,
no hubo
nadie que lo prohibiera,
el agua era
su escampada,
humedeciendo su tempranera
en las horas
que degollaban el agua
sin olvidar
el refresco de los cántaros.
La
interrogue con mi voz mediana, no me contesto,
siguió
cayendo, quise que me lo explicara todo
mientras
llovía a cantaros.
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