domingo, 14 de julio de 2019

UN DIA PERFECTO, por Pepi Bobis Reinoso



Estaba ahí, como tantas otras veces, sentada en la escalera de ladrillo visto que da al patio. Ensimismada. Pensando en esas cosas que a veces pienso… 

Hoy es uno de esos días en que me echaría en brazos de un oso panda, tomaría por muñeca a una ardilla y por mamá buena para la merienda, a una viejita encantadora que anda por ahí escondida entre alguna letra. Seguro que, si me muevo y hago un poquito de ruido, no tardará en venir, despacito, como casi siempre, sonriente y silenciosa y me dará un vaso de leche templada con canela y cuatro galletas, de las que ella sabe que me gustan.

Esta tarde es como la de algunos cuentos y yo, si pudiera, me iría a recoger a Juan Ramón Jiménez en moto, para irnos a tomar café con nuestro amigo Platero, que está pasando unos días con los niños en el campo.  Es un sitio precioso y muy especial. Tanto, que las amapolas se crían en macetas y los jaramagos se ponen en floreros. Los espantapájaros no le hacen la guerra a los mirlos y las cigüeñas comen bocatas de queso sentadas en un banco de madera que les hizo mi abuelo.

Sí, es verdad, hoy es un día perfecto para cualquier cosa. Incluso me siento capaz de escribirle una carta a Merlín el Flautista. Pero ¿qué estoy diciendo? No mujer, que te confundes, será el Mago de Hamelin. No sé, pero me parece que me estoy haciendo un pequeño lío.  A ver si llego al final del viaje, recojo mis bártulos y me meto de nuevo en el sueño, porque esto de no saber dónde estás es un tanto incómodo.

Cerraré de nuevo los ojos y a ver si con un poco de suerte, me encuentro con alguien que me diga por dónde llegar hasta la autopista; la de peaje no, la otra, esa que es azul y tiene una luz que brilla mucho.  Me han dicho que es comodísima. 
Parece ser, que ahora tiene mucho más claras que antes las indicaciones y nadie se pierde. Yo estuve una vez, hace ya mucho tiempo, pero me despisté y tuve que retroceder.

Creo que voy por buen camino, así que, me arreglaré un poco. Me pondría zapatos de tacón, pero no, iré descalza, formando parte del paisaje. Debo pintarme los labios y, a ver, el pelo... sí, el pelo está bien.

Hoy es el día perfecto…




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