Se lamenta
el tiempo por no saber retener los instantes mas queridos,
por perderse
en nimiedades que aceleran su más preciado ser,
por no
pararse a desojar la margarita,
ni saber
abrazar los soles vividos.
Se lamenta
de amarrar las cometas y no dejarlas ir a la deriva,
de recluirse
en la esfera cada sol y cada luna,
de haber
sido tanto y tan poco
y empeñarse
en ir siempre en linea recta,
de ser
eterno y efímero a la vez,
de sentir y
hasta de no ser.
¿Oiga usted? ¿Me dice la hora?
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