domingo, 14 de enero de 2018

ENTORNÉ LOS OJOS, por José Manuel Raya Medina.


Entorné los ojos, 
respiré profundamente
todo eran estrellas
tanta inmensidad 
que ya cansado,  
sentí miedo
la soledad me obligó 
a volver a abrirlos
y encontrar, de nuevo, mi oscuridad. 

LA COLA, por Juan Jiménez Caballero.



Entorne los ojos y ahí seguían las colas... 
La cola de comprar pan 
y dar los buenos días con la boca chica. Entredientes. 
La cola de camas en el pasillo de urgencias. 
La cola del supermercado y  se me olvidó pesar el alma. 
La cola de la iglesia para que te den la hostia. 
La cola de venga usted mañana y su puta madre. 
La cola de los corruptos y los jueces riéndose en nuestra cara desde los paraísos fiscales. 
Y luego la cola para votar. Esta si que tiene guasa. 
La cola para tatuarte en la frente” tonto el que lo lea” 
La cola del banco y los números rojos. Dame algo. 
La cola para que te pongan un sello en el culo. 
La cola, la gran cola del los parados, 
que llega hasta un precipicio, esperando que el SAE haga su trabajo. 
La cola de "sálvese quién pueda". 
La cola, la larga cola de los desencantados 
y de los sapos que esperamos algo más que un beso. 
La cola para buscar un puto décimo de lotería, con la fecha de  cuando te casaste con tu mujer, que no te va a tocar. 
La cola de los hambrientos, de los que no tienen pa calentarse, en esta España donde se pone el sol. 
La cola de mi gato sin cola. La de Nacho Vidal. 
La cola en las farmacias comprando cosas para dormir y no despertar. 
"La banca gana con la deuda pública más de lo que costó el rescate" 
Y esto no trae cola, mientras los ricos y "el silencio de los buenos" ganen la liga. 
Abandona la cola y empieza a tirar piedras... 

ENTORNÉ LOS OJOS, por Charo Serrano.





Entorné los ojos 

y, al son de campanas

que buscaban su otro ego,

vi ir y venir 

las pisadas de una nada 

que, bajo suelo podrido, 

escocían lágrimas 

de admonición.



Místicas noches

nacían golondrinas 

que, en el silencio 

de infatigables ruegos, 

ensuciaban sus aleteos 

con virtuales abrazos 

que no supieron consolar 

dolientes duelos.



Abro los ojos 

y, en la pena 

de importunas auroras,

escribo una hoja en blanco 

que en este concreto momento 

espera que eclipsadas lunas

vuelvan a vestir de amor 

versos que me desnuden.

ENTORNÉ LOS OJOS, por Lucía Nieto Oliver






Entorné los ojos

para ver las musas bajo mis pies,

como me elevaban hacia el cielo eterno.



Con mis ojos cerrados

las nubes se divisaban más azules que nunca,

como el más puro y virgen de los océanos.



Buceé por tu sueños,

en los que ni siquiera me imaginabas.



Como esa sirena que se baña en bellos corales.

Como aquel diminuto pez que quiero meter en mi acuario,

y así tenerlo siempre conmigo.





Entorné los ojos,

porque preferí pensar que lo que veía no era solo un sueño,

sino un reflejo de mi retina llamado realidad.

RETORNADO, por José Antonio García.






Entorné los ojos,

sorbí el temblor cuando nos vimos 

y fuimos dos en diciembre,

en el pecho el verso,

lastrando el beso los ojos

fuimos más diciembre.