Hay un clamor que emiten
desde un tiempo inmemorial,
un seudónimo en sigilo
desmontando falacias
innombrables en un mundo de
hombres.
Duras como piedras de
diamantes,
mujeres de su olvidada
historia
que emergen sin prejuicios
a la entrega absoluta del
saber por convicción,
con la entereza que supone
defender que existen,
que palpitan cada vez más
fuerte, que conquistan
y liberan los espacios tortuosos en favor de
sumar y sumar una y otra vez
a través de los siglos.
Hay un clamor que ya no
para,
claramente porque estuvo
alimentado de heroínas con coraje,
que sufrieron el peligro
inquisitorio.
Pisadas, anuladas,
olvidadas, oprimidas,
jamas derrotadas.
Sus ensayos elogiados, sus
logros defendidos
ya sin tregua, florecen como
hierba inmortal,
sus mentes renacen en nuevas
mentes,
se injertan, se aúnan por
inercia de pensamiento
y conforman un clamor sin
filtros,
cada una en su medida,
suscitando una pasión
inconformista
que cambiara el mundo.
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