viernes, 14 de abril de 2017

Primavera, otoño, el tiempo..., por MARIAN ORRUÑO TOUZÓN



   
   Nunca me fie del tiempo, fui fría con él, jamás hicimos el amor, jamás me enamoré del tiempo, intuí su abandono sin aviso, con sobresalto, a traición, supe que no sería eterno, intuí que en su frugal cena a solas me robaría la vida, me dejaría sin aliento, sin resuello, tirada sobre suelo de cemento, boqueando, vomitando mis trasnochadas horas de ensueño, de aquella locura que creí eterna. Y sin embargo él me prometió la gloria e insistió, insistió entonces, entonces, en aquel entonces cuando yo era primavera, verano, me prometió que mi otoño sería un nombre impronunciable, y ni soñar del invierno, jamás llegaría mi invierno, jamás el frío me helaría, ni el aliento sería mi barracuda acechando. Me juró que sería eterno, él, él en aquel entonces primavera cuando por entre mi pelo florecían gaviotas, cuando por entre mis dedos saltaban gacelas, mi vida, mi primavera, bosque encantado. Postrado en rezo me lo juró llegándome a la cintura en su baja estatura. Lo mire desde arriba, fui déspota, despiadada, me sentía primavera, verano; el otoño, desconocido entonces, ni sabía qué era y a él lo creí vapor de incienso pasando impetuoso, al que me subí por creerlo eterno, no supe entonces, no sabía, ignorante..., distinguir la trasmutación de los tiempos verbales: soy, seré... Siéndolo, no lo creí dueño de mí, sino un juego de tiempos, de estaciones, no lo creí, me sentí dueña de mi tiempo, yo era el mismo tiempo, no lo vi siquiera un instante en mi estupidez por creerme primavera eterna. Lo creí ráfaga de viento soplando en mi torpe oído, lo creí artimaña, ilusión, artilugio luciendo hermoso o pálido en mi vida, y tan fugaz era y mis días tan hermosos, siendo verano, primavera que no creí que a resultas de ese tiempo acabase mi vida siendo otoño mientras el invierno rugía cerca...  

No hay comentarios:

Publicar un comentario