viernes, 14 de abril de 2017

Aquellos días, por TOMÁS SÁNCHEZ RUBIO.




Aquellos días de luz, ligeros y claros
como brisa tenue de madrugada,
a la manera de iniciados
en algún extraño rito
mistérico y cabalístico,
repletos de complicidad y dudosas intenciones,
nos aplicábamos a la ardua tarea
de desentrañar
el más profundo sentido de las cosas.

Entre vasos a medio vaciar,
en un intercambio de inquietudes y anhelos,
mezclando risas de niño con reflexiones de hombre,
pasábamos el tiempo
en conversación jugosa:
hechos y noticias recientes,
amores correspondidos y sin corresponder,
razones y sinrazones varias…

Y al final, La amistad más pura
que podía caber en tres corazones
de quince años.


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