Si estuvieras aquí.
Es un grito poderoso.
miro enfilando la calle,
mirando sus salidas.
Si estuvieras aquí.
Es una actitud lastimera,
con acuse de recibo en mi parada.
Farolas. Aires. Piedras.
Si estuvieras... tan solo un instante...
un salvaje segundo en esta tardía tarde.
Si estuvieras, si me dejaras coger de la mano
el transeúnte momento que se acaba,
la cuesta del polvo y de tierra,
que me grita tu nombre.
Si estuvieras...
Arrancaría la flor más hermosa y versátil
de las plazas, de los jardines...
la tierra que siembra la longitud de las campanas,
de los tejados, de las cigüeñas en los campanarios.
Me digo, complaciente
si estuvieras... si hablaras, me cogieras...
Si estuvieras aquí...
te enseñaría las azoteas,
los dulces rayos de aromas de la aurora, del amanecer,
de la tarde noche en las ventanas.
Con sus visillos, con sus lindes.
Y escaparía el agua de las fuentes,
de los cántaros de antaño...
y yo... Si estuvieras aquí.
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