Siempre
habrá ángeles en tus infiernos y demonios en tus paraísos”
Al
escribir este artículo estoy muy lejos, lejísimos del panfleto-pseudonovela de
Dan Brown; estoy en las antípodas de la “new age”, donde el concepto de bondad
ha adquirido unos tintes de falsa sabiduría importantes y que, a su vez,
destruyen la capacidad crítica del ser humano; no estoy ni remotamente cerca de
la mal llamada “angeología en la era de acuario”, en la que los charlatanes de
hoy, que nada tienen que ver con los nobles pícaros de antaño, dicen
comunicarse con los ángeles a través de ritos esotéricos.
Pero
estoy muy cerca de Dios, de su inmenso ejército de ángeles, seres incorpóreos,
mensajeros divinos, que, a diario nos ayudan, que son infinitamente
inteligentes, porque no son materia, son intelectualidad. Decía el Papa San Pío
X que los ángeles “son las criaturas más nobles creadas por Dios”. Los ángeles
no tienen forma, aunque cada cual es libre de imaginarlos o pintarlos como
quiera. Son espíritus que nos acompañan en el viaje de la vida; los ángeles nos
escuchan, podemos hablarles y pedirles protección y consejo y, aunque no los
escuchemos, ellos también nos inspiran.
Existe una
jerarquía angélica en las Sagradas Escrituras de la Iglesia Católica que es la
siguiente. Cada tres coros de ángeles constituyen un nivel jerárquico y todos
ellos juntos forman la corte celestial.
I.
Jerarquía
Suprema:
-
Querubines
(son los encargados de guardar las cosas de Dios: el arca de la Alianza, el
camino que lleva al árbol de la vida).
-
Serafines
(son los alabadores de Dios).
-
Tronos
(los que están atentos a las razones del obrar divino).
II.
Jerarquía
Media.
-
Dominaciones
(son los que participan en el gobierno de las sociedades).
-
Virtudes
(son los encargados de hacer los milagros).
-
Potestades
(son los que luchan contra las fuerzas adversas)
III.
Jerarquía
Inferior.
-
Principados
(encargados de la repartición de los bienes espirituales).
-
Arcángeles
(son ángeles que están al servicio directo de Dios para misiones especiales y
son el Arcángel San Miguel, el Arcángel San Rafael y el Arcángel San Gabriel).
-
Ángeles
(su misión es ayudar a los hombres a llegar a la salvación eterna, guiándolos y
protegiéndolos de los peligros de alma y cuerpo).
Someramente esta es
la jerarquía angélica. Me gustaría hablar más sobre cada estado pero no nos
dejaría espacio para los demonios. Primero he querido presentarles a ambos
“ejércitos”. Luego reflexionaremos…
Los Santos Padres
de la Iglesia han identificado a los diferentes demonios:
I.
La
Trinidad Satánica. Conformada por el anti- Padre (el dragón- Diablo); el anti-
Hijo (el Monstruo- la Bestia); y el anti- Espíritu Santo (el Falso
Profeta).(Apocalipsis 16,13; 20,10).
II.
Lucifer
(Luzbel): Su nombre significa "estrella de la mañana" o "portador
de la luz". "se le dio las llaves del pozo del
abismo"(Apocalipsis 9,1).
III.
Diablo: equivalente a “contradictor”, “obstructor”, “calumniador”
o detractor. Taciano, discípulo de San Justino, decía que el “Diablo” es el
primogénito de los demonios y jefe principal. Su posición sólo significa que
fue el primero en pecar y convertirse en ángel caído.
IV.
Abadón:
“es el ángel del abismo” (Apocalipsis 9,11).
V.
Asmodeo:
Demonio de la maldad y la muerte. Es el espíritu maligno que mató a siete
maridos a Sara (Tobías 3,8); y que fue encadenado en el desierto por San
Rafael.
VI.
Beelcebú:
llamado el "príncipe de los demonios" (Mateo 10,25). Los Fariseos
acusaban a Jesús de recibir poder de este espíritu del infierno (mateo 12,24;
Juan 8,48-49.52).
VII.
Belial:
El "inútil" o el "impío" en hebreo. En los manuscritos del
mar muerto, aparece como uno de los nombres del demonio que utilizó San Pablo
(2Corintios 6,15).
VIII.
Demonio:
significa en plural "espíritus impuros"(Apocalipsis 18,2), son
"malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando,
autoridad y dominio sobre este mundo oscuro"(Efesios 6,12). Pueden llegar
a ser "legión"; es decir, "muchos" (Marcos 5,9).
IX.
Leviatán:
Palabra hebrea que traduce "animal solapado".
Sabemos
que la creación de los ángeles fue larga. Y también sabemos que el espíritu más
perfecto que Dios creó, la culminación del mundo angélico, su obra maestra fue
Lucifer. Tras la creación surgió la rebelión. Una rebelión intelectual, pues
los ángeles y los demonios no tienen cuerpo, son espíritu e intelecto. ¿Por qué
se rebelaron? ¿Por qué se enfrentaron a Dios? ¿Por qué lucharon unos con otros
argumentando y sólo unos cayeron? Vamos a sostener la teoría de la mística Sor
María Águeda de Jesús, una franciscana concepcionista del siglo XVII, que es
muy posible, muy probable: Dios les dijo que se iba a encarnar en el futuro y
eso no les gustó. Dios les dijo a los ángeles que tendrían que adorarlo cuando
fuera hombre y eso les indignó. No es un dogma de fe. Pudo ser el deseo de la
autonomía, de la soberbia, caben posibilidades que se reducen a muy pocas:
dificultad de obedecer a lo que dice alguien que sabes que es tu Padre, que es
amoroso, omnipotente. Pero esta idea de Sor María Ágreda a mí me parece
magnífica, poética incluso.
Para esto también hizo falta tiempo, la
transformación del espíritu, los ángeles que se adhirieron a la poderosa figura
de Lucifer… Igual que ocurre con los seres humanos. Al final de nuestras vidas
somos el resultado de nuestras opiniones, de nuestras luchas, de nuestros
esfuerzos. Esa contraposición entre las cosas buenas que gozamos y las penas
que padecemos son la evolución del espíritu. (Palabras del Padre Jose Antonio
Fortea, experto en Demonología).
Pues así fue como cayó Lucifer y todo su
séquito. Y así se asentaron en el mundo terrenal dispuestos a ganarle la
batalla al bien. Es necesario el mal para que exista el bien; sólo se comprende
bien lo que es bueno cuando se ha comprendido mejor lo que es malo.
Quiero citar aquí la gran frase de
Baudelaire, “La gran obra de arte del demonio, es hacer que no existe”.
Estamos en la edad de los “feelings”, de
los “me gusta”, de los números de visitantes que tiene una página web, es la
dictadura del relativismo, de no posicionarnos por si alguien nos tacha de extremistas.
Esto hace que la figura del demonio aparezca como simpaticona, porque la
sociedad quiere que retrocedamos, que no seamos “fanáticos” cuando sólo
queremos vivir nuestra fe en libertad, sea cual sea la religión. Desde centro
Europa viene (sobre todo Austria, Alemania y Suiza), hasta dentro de la propia
Iglesia Católica, una corriente “Humanista”, que no es precisamente de aire
fresco. La propia legislación, los ordenamientos jurídicos de los países no nos
dejarán tener “personalidad jurídica” si no somos “irreverentemente
comprensivos” con situaciones horribles de persecución, maltrato, acoso… Y ser
constitucionalistas no es ser injustos. No es permitir que estas situaciones
sucedan, no es reducir las penas privativas de libertad, no es reírle la gracia
a lo que no la tiene.
Vivimos una situación en que la religión es
una vivencia personal, que no trasciende como algo alegre y natural a la vida
pública, que no permite monumentos. La sociedad se aleja de Dios. Hasta ahora
Dios ha intervenido, ha contenido las presas desbocadas, las olas del mar, pero
puede que no lo haga, como explica el Apocalipsis, porque nos creó libres y
libres somos de seguir a quién nos plazca, aunque para ello nos manchemos de
miseria, aunque para ello dejemos a las generaciones venideras un vacío de
principios, de caridad, lealtad, generosidad y espíritus cultos y elevados.
Antes de poner el broche final a esta
humilde reflexión no quiero dejar pasar la figura del Anticristo. No se puede
confundir con Lucifer. El anticristo si tiene forma humana, tiene un poderoso
poder político, es un caudillo, un nuevo Hitler, que, el día que llegue, ya no
habrá una conciencia, ese día, ese hombre, sin iglesias, sin religión, manejará
el mundo como barro en sus manos. Todo tiene solución… ¿la queremos?
Yo sólo pido que cada uno escuche a su
corazón, todos tenemos revelaciones. Que crezcamos en espiritualidad y madurez,
que nos ganemos el cielo. Personalmente creo que ya hay en esta vida demasiado
sufrimiento, demasiada angustia y quiero para mí y para todos vosotros, que me
leéis, una nubecita mullida, como la de Heidy, una vida eterna feliz, rodeada
de ángeles y seres buenos.
MERCHE HAYDÉE MARÍN TORICES
Bibliografía y algunos datos de interés:
1.- La Biblia.
2.- Libro del Apocalipsis.
3.- “Summa Demoniaca”, Padre Jose Antonio
Fortea Cucurull.
4.- “Historia del Mundo Angélico”, Padre
Jose Antonio Fortea Cucurull.
5.- Películas recomendadas:
“Ciudad de ángeles”
“El fin de los días”
“Ahora o nunca”
“La profecía”
“El exorcismo de Emily Rose”
“Gabriel”
“48 ángeles”
“Así en el cielo como en la Tierra”
“Michael”
“Dogma”
“El cielo sobre Berlín”
“Constantine”
“Ángeles Caídos”
“Legión”
“La novena puerta”…
6.-
Lecturas recomendadas:
Libro “Sobre el Cielo y la Tierra”, Papa
Francisco
“Exhortación apostólica Amoris Laetitia”,
Papa Francisco
“El combate espiritual”, Lorenzo Scupoli
“Cartas del diablo a su sobrino”, C.S.
Lewis
“Confesiones”, San Agustín
“El arte de aprovechar nuestras faltas”,
José Tissot
“Entre el cielo y la Tierra”, María Vallejo
Nájera
“De María a María”, María Vallejo Nájera
“Un
mensajero en la noche”, María Vallejo Nájera.
7.-
Blogs y páginas web:
http://curarural.blogspot.com.es/ (es muy divertido y entrañable).
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