Unos versos
inolvidables ya dijeron:
«llueve, detrás de los cristales,
llueve y llueve».
Hoy se
deshojó mi llanto
y se pintó el
cielo de gris sobre gris.
Las noticias
gritan sangre
que tiñen
todas las gotas.
Una mujer
pide la eutanasia
porque sigue
lloviendo y ella muere.
Encuentran
un bebé roto en una maleta,
como un
muñeco sin vida
junto a las
vías mojadas del tren…
Sigue
lloviendo detrás de los cristales,
el agua
llega hasta la última y oscura alcantarilla.
La píldora
que mata o lo cura todo,
sumidero de
mafia resabida y sentenciosa.
Mientras,
las pizcas aguadas de mis ojos
se embeben
en esta ventana
que roza la
calle tan húmeda.
Extiendo mis
manos para ver si se mojan
y puedo
limpiar el espanto de mi alma.
Amanda
Gamero
SafeCreative
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