La gacelas dispuestas en
la caza
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de todas ella, la elegida
ulula,
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porque no soporta en hueso
la gula
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de morir entre sus versos
de raza.
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Ya quisiera la rauda
comadreja,
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o la perdiz, o el pájaro
de noche
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morar entre su cuerpo sin
reproche
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entre las fauces la ávida
pareja.
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Ya viene con el vil arco y
la flecha
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Eros despierto en su
rostro pedante
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con el corazón abierta en
sal brecha.
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La herida mortal de un
amor andante,
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cadalso de miel de carne
deshecha,
codiciada presa y
mejor amante.
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