domingo, 15 de febrero de 2015

Lo que sobra, por MAR BLANCO.




Entro en la cocina
y se me antoja que algo
ahora, puede ser diferente.
Hartazgo de las mismas demandas
que sólo yo oigo.
Contrariada…
Cansada de fregar los platos
y poner la lavadora,
cojo mi cabeza
- y pienso-
con ella puedo hacer muchas cosas.
Suelo cambiar mis tareas
y los protagonistas
-sin estériles contiendas-
Pintadas las uñas
me veo más hermosa.
un hombre desnudo,
plancha ropa.
Comienzo a tomar mi espacio,
como kamikaze que estalla la rutina
y encubre el daño.
Saber quien soy
-no una asesina-
Quito los harapos de mi cuerpo
y las bayetas de mis manos
entre los ausentes.
Nadie posee mi canto
-no se oye entre cadáveres-
Quedarse quieto
para no gastar más vida,
comida congelada
y unas cuantas latas
hasta que yo decida
lo que sobra
-lo insignificante-
para conquistar el mundo.


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