En el reino de los libros,
los dioses benévolos,
cuidan de sus páginas.
Aquí no hay más penitencia
que la armonía visual
del desorden que descansa en los estantes.
los dioses benévolos,
cuidan de sus páginas.
Aquí no hay más penitencia
que la armonía visual
del desorden que descansa en los estantes.
Nos tocó vivir en lugares impuestos
y nunca dejamos de buscar refugio
por esta tierra de aduanas y fronteras.
Jericó, Macondo y al final Madrid,
ahuyentaron las soledades
que produce la hojarasca.
A veces,
te recuerdo vagando
al borde de las profundidades
con la mirada perdida.
Es entonces cuando sé
que mereció la pena leerte.
por esta tierra de aduanas y fronteras.
Jericó, Macondo y al final Madrid,
ahuyentaron las soledades
que produce la hojarasca.
A veces,
te recuerdo vagando
al borde de las profundidades
con la mirada perdida.
Es entonces cuando sé
que mereció la pena leerte.
Cuando escogí "La Hojarasca" de aquella estantería giratoria repleta de libros de bolsillo, escogí una forma de vida. Ni los amigos, ni la familia, ni la sociedad pudieron con mis deseos de buscar los lugares no impuestos. Fue facil, seguí leyendo...
ResponderEliminarEstremecedor, Nicolás.
Muy bueno compañero, me ha encantado. Mereció la pena!!
ResponderEliminarMuchas gracias Lola, muchas gracias Inmaculada.Besos.
ResponderEliminarBonito homenaje, exquisito.
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