viernes, 14 de febrero de 2014

Extravío, por PURA FERNÁNDEZ SEGURA



Irrita bastante  perder un libro.
Siempre es por culpa nuestra.
Porque acaso los libros, ¿andan solos?
Si donde lo extraviamos fue en la calle,
consuela pensar
que lo leerá alguien.
Pero cuando no logras
encontrarlo en tu propia casa,
el grado de ofuscación puede alcanzar
un tinte  cuasi dramático:
revuelves la casa entera,
de los despistes propios culpas a otros.
Y del libro, nada, se esfumó, ni rastro.
Cuando te rindes
y has dado por perdida la batalla:
agazapado en los pliegues del sillón,
emerge su lomo grisáceo.
Estaba allí tu libro,
donde lo habías dejado.. esperando.

Tú, que tantas cosas has perdido
dejándolas pasar,
cuando las tenías delante.


28-1 2014

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